Señores y amigos periodistas: ¡Felicidades en su día¡. De paso, permítame un atrevimiento reflexivo. El país se esfuerza en mantener una situación en contra natura a la historia y el periodismo puede ayudar a enderezar esta monstruosidad. Parece que la crisis entro en crisis. Sino: ¿como se explica una crisis tan profunda que no renueve sus actores?. La crisis política ha tumbado la ética, la economía, la producción, el trabajo, la seguridad, la salud, la educación y hasta la credibilidad en las instituciones del pueblo. El país se fue de traste, pero, los viejos políticos, mantienen sus cargos y gozan de buena salud. Hasta Don Antonio Cafiero nos amenaza con quedarse. Es humillante vivir y sufrir una crisis sin renovación de dirigentes. ¿Quién puede creer que estos dirigentes que hace 20 años ocupan cargos importantes, en todos los gobiernos, nada tienen que ver con la crisis?. ¿El periodismo también anda con las pilas agotadas?. ¿Son miopes para descubrir nuevos dirigentes? ¿No existen nuevos políticos, nuevos científicos, nuevos pensadores o artistas?. ¿Será que los formadores de opinión, se sienten derrotado por el “periodismo pre-pago”. ¿La imaginación salteña esta muerta?. Yo no lo creo. Por el contrario, esta columna, tiene el agrado de presentarle algo distinto. Un dirigente que piensa diferente y que propone una nueva ética y otro criterio para encarar los negocios del Estado. Si quieren profundizar en sus ideas, hablen con el. Tiene 47 años, se recibió en la UNSa con una tesis sobre el “palo santo”. Es licenciado y profesor de Recursos Naturales. Se llama David Ernesto Torrejon. Especialista en políticas sobre el medio ambiente y recursos naturales. Sus trabajos se publican en revistas especializadas del país, Europa y en el “Con. Of the Int. Assoc. For Eng. Geol. And Environment. Vancouver, Canadá”. Como todo hombre culto, es de pocas pulgas y respetuoso. No asesora a ninguna empresa agropecuaria ni minera. Sabe lo quiere para Salta y lo defiende con años de coherencia. Ideológicamente se ubica en el centro izquierda. Por eso, el gobierno lo dejo dos veces sin trabajo. Paso a las huestes de la “reconversión” 1995 y en el 2000 lo cesantearon “sin causa”. En el 2002 lo reincorporaron de lástima y no le pagaron nada en compensación a los dos años que estuvo en la lona.
¿Que opinas de la venta de los lotes 32 y 33, 23 y 24 del Departamento Anta? Lo grave, es que el gobierno las ofrece al mejor postor. O sea al capital externo y anónimos. Hay que impedir que el saqueo triunfe impune en Salta. El pueblo debe tomar conciencia que se esta rematando un patrimonio de todos los salteños. Un justicialista verdadero debería ampliar las fronteras agropecuarias siempre y cuando se garantice el acceso a la riqueza a los sectores más empobrecidos de la zona. En el mundo moderno las tierras fértiles y vírgenes son espacios estratégicos para la estructuración de una sociedad justa y equitativa, con crecimiento sostenido. No para que enorme monstruos tecnológicos nos quemen el suelo y encima nos arrebaten la soberanía.
¿Cual es su impresión respecto de las políticas de tierras públicas? Recordemos que la política salteña jamás quiso abolir los resabios feudales de la propiedad colonial. Nunca existió un verdadero proceso de colonización. La apropiación de las tierras tuvo un carácter especulativo o de estatus social. Hoy por hoy, los “neo” de la legislatura no les gusta que hablemos de soberanía. Nos prefieren técnicos brutos o serviles.
¿Es decir: “pienso, luego me echan”?.
Efectivamente. De esta forma justifican ante la opinión pública el aniquilamiento de los pequeños campesinos, de las granjas y de la extinción de las condiciones locales de producción.
¿O sea que el vicio viene de herencia?
Claro, la expansión agropecuaria tampoco se tradujo un esfuerzo industrializador. El surgimiento de una etapa industrial de sustitución de importaciones solo sirvió para que se apoyen los sectores medios urbanos en ascenso y sin disputar el poder del sector ganadero. El opa salteño no sabe para que, pero siempre quiere ser finquero.
¿Como influye esta política agropecuaria apuntalada por la provincia?
Primero no hay política. Se sigue agudizando el desarraigo del trabajador rural y prosigue el éxodo a las ciudades. Hay que frenar la agricultura de rapiña, que deteriora el suelo y degrada al hombre desocupado, precisamente con una buena política agropecuaria.
¿Si se afecta nuestro patrimonio por que los salteños no nos defendemos?
No se puede defender lo que no se conoce. Los recursos naturales de la provincia es un derecho no delegado a la nación, por lo tanto, defender lo nuestro es un deber y rifarlo es una traición a la patria. Los mismos personajes que rifaron el petróleo y el gas en la nación, ahora rifan nuestras tierras. Pero la gente no se da cuenta. La ignorancia popular siempre es cómplice de la sumisión. El conocimiento es nuestra única arma de liberadora.
¿Y como nos defendemos?
Si la gente elige serviles martilleros de nuestro patrimonio en vez de elegir verdaderos legisladores, la cosa esta perdida. Aun eligiendo patriotas, hay que proyectar políticas de colonización, donde su desarrollo compatibilice con el aspecto social, económico y cultural de la zona. Necesitamos crear urgente puestos de trabajos. Las plantaciones a gran escala generan “retenciones aduaneras”, pero la gente de la zona queda peor y mas empobrecida que Anta, perdón, digo que antes.
¿Que opinas de la venta de los lotes 32 y 33, 23 y 24 del Departamento Anta? Lo grave, es que el gobierno las ofrece al mejor postor. O sea al capital externo y anónimos. Hay que impedir que el saqueo triunfe impune en Salta. El pueblo debe tomar conciencia que se esta rematando un patrimonio de todos los salteños. Un justicialista verdadero debería ampliar las fronteras agropecuarias siempre y cuando se garantice el acceso a la riqueza a los sectores más empobrecidos de la zona. En el mundo moderno las tierras fértiles y vírgenes son espacios estratégicos para la estructuración de una sociedad justa y equitativa, con crecimiento sostenido. No para que enorme monstruos tecnológicos nos quemen el suelo y encima nos arrebaten la soberanía.
¿Cual es su impresión respecto de las políticas de tierras públicas? Recordemos que la política salteña jamás quiso abolir los resabios feudales de la propiedad colonial. Nunca existió un verdadero proceso de colonización. La apropiación de las tierras tuvo un carácter especulativo o de estatus social. Hoy por hoy, los “neo” de la legislatura no les gusta que hablemos de soberanía. Nos prefieren técnicos brutos o serviles.
¿Es decir: “pienso, luego me echan”?.
Efectivamente. De esta forma justifican ante la opinión pública el aniquilamiento de los pequeños campesinos, de las granjas y de la extinción de las condiciones locales de producción.
¿O sea que el vicio viene de herencia?
Claro, la expansión agropecuaria tampoco se tradujo un esfuerzo industrializador. El surgimiento de una etapa industrial de sustitución de importaciones solo sirvió para que se apoyen los sectores medios urbanos en ascenso y sin disputar el poder del sector ganadero. El opa salteño no sabe para que, pero siempre quiere ser finquero.
¿Como influye esta política agropecuaria apuntalada por la provincia?
Primero no hay política. Se sigue agudizando el desarraigo del trabajador rural y prosigue el éxodo a las ciudades. Hay que frenar la agricultura de rapiña, que deteriora el suelo y degrada al hombre desocupado, precisamente con una buena política agropecuaria.
¿Si se afecta nuestro patrimonio por que los salteños no nos defendemos?
No se puede defender lo que no se conoce. Los recursos naturales de la provincia es un derecho no delegado a la nación, por lo tanto, defender lo nuestro es un deber y rifarlo es una traición a la patria. Los mismos personajes que rifaron el petróleo y el gas en la nación, ahora rifan nuestras tierras. Pero la gente no se da cuenta. La ignorancia popular siempre es cómplice de la sumisión. El conocimiento es nuestra única arma de liberadora.
¿Y como nos defendemos?
Si la gente elige serviles martilleros de nuestro patrimonio en vez de elegir verdaderos legisladores, la cosa esta perdida. Aun eligiendo patriotas, hay que proyectar políticas de colonización, donde su desarrollo compatibilice con el aspecto social, económico y cultural de la zona. Necesitamos crear urgente puestos de trabajos. Las plantaciones a gran escala generan “retenciones aduaneras”, pero la gente de la zona queda peor y mas empobrecida que Anta, perdón, digo que antes.